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| Safi, Castelo do Mar, Porta da traição (c) Jorge Correia |
Dans les places fortes portugaises du XVe siècle, comme le "Castelo do Mar" de Safi, était aménagée dans les murailles une petite porte discrètement située à l'opposé de l'entrée principale. En architecture militaire ibérique, ce type d'issue s'appelle "porte de la trahison". Elle permettait la fuite en cas d'assaut victorieux des ennemis.
J'avais un ami devenu un frère sur la route qui mène des cours de récréation aux premières cigarettes, de rêves de gloire en gueules de bois. Mais un jour il a franchi la porte de la trahison et déserté le château de notre amitié. Durant dix ans j'ai porté le deuil de mon alter ego disparu. Aujourd'hui, les souvenirs s'effacent et mon amertume s'est diluée dans les saveurs de la vie. A l'instar des Portugais ayant quitté les côtes marocaines pour celles du Brésil, j'ai moi-même mis le cap sur d'autres rivages. Tous les jours le Château de Mer de Safi est érodé par la houle. Tous les ans des pans de mur s'écroulent et sont dévorés par l'océan. Un jour il ne restera plus rien à trahir.
En las plazas fuertes portuguesas del siglo XV, como el "Castelo do Mar" de Safi, se dejaba en la muralla una pequeña puerta ubicada discretamente del lado opuesto a la entrada principal. En arquitectura militar ibérica, este de tipo de abertura se llama "puerta de la traición". Permitía la huida en caso de asalto exitoso del enemigo.
Tenía un amigo devenido hermano en la ruta que lleva de los patios de recreo a los primeros cigarrillos, de sueños de gloria en resacas. Pero un día cruzó la puerta de la traición y desertó el castillo de nuestra amistad. Durante diez años llevé el duelo de mi alter ego desaparecido. Hoy los recuerdos se borran y mi amargura ya se diluyó en los sabores de la vida. Como los Portugueses que dejaron las costas marroquíes por las brasileñas, también yo puse rumbo hacia otras orillas. Todos los días el Castillo de Mar de Safi es erosionado por el oleaje. Todos los años un trozo de pared se derrumba y es devorado por el océano. Un día no quedará más nada que traicionar.
En las plazas fuertes portuguesas del siglo XV, como el "Castelo do Mar" de Safi, se dejaba en la muralla una pequeña puerta ubicada discretamente del lado opuesto a la entrada principal. En arquitectura militar ibérica, este de tipo de abertura se llama "puerta de la traición". Permitía la huida en caso de asalto exitoso del enemigo.
Tenía un amigo devenido hermano en la ruta que lleva de los patios de recreo a los primeros cigarrillos, de sueños de gloria en resacas. Pero un día cruzó la puerta de la traición y desertó el castillo de nuestra amistad. Durante diez años llevé el duelo de mi alter ego desaparecido. Hoy los recuerdos se borran y mi amargura ya se diluyó en los sabores de la vida. Como los Portugueses que dejaron las costas marroquíes por las brasileñas, también yo puse rumbo hacia otras orillas. Todos los días el Castillo de Mar de Safi es erosionado por el oleaje. Todos los años un trozo de pared se derrumba y es devorado por el océano. Un día no quedará más nada que traicionar.